En mitad del marasmo de turbulencias y tribulaciones que nos rodean, tengo la suerte y el gusto de poder compartir contigo una buena noticia: la publicación del libro que da sentido a este blog, "Antoñete, La Tauromaquia de La Movida".
Son muchos los agradecimientos, tantos que el paseíllo sería interminable. Sí quiero en todo caso recuadrar y subrayar algunos empezando por todos aquell@s que creyeron en esto y lo apoyaron con cariño y enorme paciencia. Ell@s saben muy muy bien quiénes son.
Gracias y más gracias, de corazón (donde siempre por siempre estaréis).
Después, he de desmonterarme con máximo agrado e infinito placer frente a:
-Jesús Egido, editor de Reino de Cordelia. Un tipo fabuloso del que siempre me felicitaré de haberle conocido y con el que compartiré todo tipo de aventura literaria que ronde en los adentros de mi anárquica inspiración.
-Jaime Urrutia, genial artista y gran amigo al que nunca terminaré de poder pagarle en cervezas y afectos la plasta que le di para el magnífico prólogo que escribió para el libro. ¡Gran faena, torero!
-Botán, inmortalizador de efímeras secuencias toreras para hacerlas eternas, por poner a mi disposición su espectacular archivo fotográfico y lidiar conmigo mano a mano en él para seleccionar los espectaculares retratos que ilustran y dan lustre a este libro.
-Y, evidentemente y sobre todo, al maestro Chenel que sin saberlo me enseñó la belleza del torero y la grandeza de la torería a comienzos de los 80. Tiempo después tuve la inmensa suerte de decírselo una y mil veces en persona, y tuve también el impagable privilegio de compartir con él decenas de horas de conversación y toneladas de tabaco pergeñando una biografía aún por publicar y este tratado del torero eterno que ahora sí ha sido publicado.
Gracias y gracias y más gracias. Y también a ti, por supuesto.
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